Por más valoraciones que se puedan hacer, la muerte de alguien siempre es un momento que hay que tomar con mucha seriedad, porque siempre hay deudos, hay familiares y amigos que querían al difunto -aunque él no te simpatice-
Hace un semestre leí un libro de esos que considero claves para cualquier periodista y para cualquier interesado en la Historia con mayúsculas. "Los zarpazos del Puma" de Patricia Verdugo me hizo reafirmar mi opinión acerca del oprobioso régimen pinochetista, los abusos cometidos contra los Derechos Humanos y los más de 30.000 desaparecidos que todavía hoy sus familiares esperan por sus restos.
En ese libro, la periodista detalla a través de entrevistas, informes y datos lo que la llamada "Caravana de la Muerte" realizó en octubre de 1973, el asesinato selectivo de opositores al nuevo régimen de facto que tomó el poder luego del infame derrocamiento del presidente Salvador Allende.
Sus seguidores seguirán insistiendo en que Pinochet los libró de la "maldición comunista" y si bien económicamente el gobierno de Allende era bastante caótico, está claro que el precio político de 17 años de dictadura y las heridas de una sociedad hoy dividida por una figura que los separó, -esperemos que no para siempre- es demasiado alto como para justificar un superávit que agrada al FMI.
Por otro lado, lo que verdaderamente es lamentable es la impunidad. Si Pinochet no hubiese dado largas a sus apariciones en los tribunales por su estado de salud y hubiese dado información sobre lo ocurrido en su régimen, probablemente no estaríamos pensando que la justicia es casi siempre paquidérmica, lenta e injusta. Por esas ironías del mundo, hoy es el Día Internacional de los Derechos Humanos, lástima que los deseos casi nunca se hacen realidad, sino a través de la lucha, el sacrificio y la vida de miles de personas que cada día intentan hacer al mundo un poco más vivible.
domingo, diciembre 10, 2006
jueves, noviembre 30, 2006
Tranquilidad...
¿Qué puedo decir? En estas elecciones yo voto en un centro donde la mayoría está identificada de una u otra manera con la oposición, eso no es mentira porque los resultados de las elecciones pasadas así lo indican, así como se puede ver a simple vista por su forma de vestirse (de blanco) y expresarse.
No es que no busque el equilibrio informativo, es que simplemente ese es el electorado de ese centro, que es el colegio donde me gradué de bachiller en el 2000. Aunque sé que ahí vota una parte que es oficialista también pero tal vez no habían llegado en el momento en el que yo estaba allí, desde las 10:00 hasta las 11:30 AM.
Evidentemente, poco quedó del recuerdo del Referendo Revocatorio 2004, donde en el mejor de los casos, votabas luego de seis horas en colas kilométricas que se movían a paso de caracol. En esa ocasión hubo numerosos retrasos debido a las máquinas y a las no bien ponderadas captahuellas, que en las elecciones de hoy también generaron quebraderos de cabeza a algunos electores, por no agilizar la elección. Todo se aclaró al fin por parte de un miembro de mesa que explicó que muchas personas permanecían con su pulgar más tiempo de lo indicado, lo cual invalida el registro de las máquinas.
El promedio de tiempo para votar fue variable dependiendo de la mesa en la que las personas estuvieran inscritas. Algunos con mayor suerte, apenas bajando de sus vehículos entraron sin pasar por go ni cobrar los 200, mientras que otros tuvieron que esperar otra media hora.
No hubo escándalos, trifulcas, sol inclemente, intolerancia de lado y lado -como si la hubo en el referendo- todo estuvo "excesivamente normal" incluso aburrido, tal vez por esa inclinación natural de uno de "buscar la noticia", aunque algunos en la cola decían que buscaba amarillismo, que hubiese sido así si hubiese tomado fotos a un discapacitado o algo parecido. No hubo algo curioso ni digno de destacar... excepto que el comportamiento cívico de los ciudadanos que han vivido en democracia por mucho tiempo se está observando en todas partes del país. Ojalá, independientemente del ganador de esta contienda, ese espíritu permanezca y haga que la democracia también perdure.
No es que no busque el equilibrio informativo, es que simplemente ese es el electorado de ese centro, que es el colegio donde me gradué de bachiller en el 2000. Aunque sé que ahí vota una parte que es oficialista también pero tal vez no habían llegado en el momento en el que yo estaba allí, desde las 10:00 hasta las 11:30 AM.
Evidentemente, poco quedó del recuerdo del Referendo Revocatorio 2004, donde en el mejor de los casos, votabas luego de seis horas en colas kilométricas que se movían a paso de caracol. En esa ocasión hubo numerosos retrasos debido a las máquinas y a las no bien ponderadas captahuellas, que en las elecciones de hoy también generaron quebraderos de cabeza a algunos electores, por no agilizar la elección. Todo se aclaró al fin por parte de un miembro de mesa que explicó que muchas personas permanecían con su pulgar más tiempo de lo indicado, lo cual invalida el registro de las máquinas.
El promedio de tiempo para votar fue variable dependiendo de la mesa en la que las personas estuvieran inscritas. Algunos con mayor suerte, apenas bajando de sus vehículos entraron sin pasar por go ni cobrar los 200, mientras que otros tuvieron que esperar otra media hora.
No hubo escándalos, trifulcas, sol inclemente, intolerancia de lado y lado -como si la hubo en el referendo- todo estuvo "excesivamente normal" incluso aburrido, tal vez por esa inclinación natural de uno de "buscar la noticia", aunque algunos en la cola decían que buscaba amarillismo, que hubiese sido así si hubiese tomado fotos a un discapacitado o algo parecido. No hubo algo curioso ni digno de destacar... excepto que el comportamiento cívico de los ciudadanos que han vivido en democracia por mucho tiempo se está observando en todas partes del país. Ojalá, independientemente del ganador de esta contienda, ese espíritu permanezca y haga que la democracia también perdure.
jueves, noviembre 16, 2006
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