No es un tópico que se le ocurrió al laboratorio creativo de “Ar” Publicidad ni es una estrategia del imperio para dominar Venezuela y quedarse con nuestra agua potable de manantial. No. Los estudiantes venezolanos estamos en la calle desde hace dos semanas y pico, no para defender a Granier y su canal, sino porque esa fue la guinda de la torta para que reaccionáramos. Para que despertáramos ante tantos atropellos, desplantes, insultos, discriminación y arbitrariedades que se han cometido en ya casi nueve años del mismo gobierno de siempre.
Si, señores, es el mismo gobierno de siempre. Yo, lamentablemente, entré en comunicación social con 20 años porque me fui de una carrera que no iba conmigo, y pude ver, aunque muy pequeña, un pelo del gobierno de Caldera que fue un desastre. Pero más allá de eso, para la mayoría de nosotros, Chávez ha sido el único gobierno que conocemos con uso de razón suficiente para criticar con datos concretos y pruebas contundentes, porque hemos padecido lo que ha hecho en el gobierno más largo de los últimos cuarenta y pico de años de democracia.
Lo que los jerarcas del poder no entienden, o como dicen los españoles, “no se enteran” , es que el movimiento estudiantil generado en los últimos días, no es tarifado por la CIA, o el FBI, tampoco por el NEV del gobierno norteamericano (ya quisiera yo ver dólares como los que ellos gastan cuando viajan al “maldito imperio” que odian tanto) ni reciben directrices de los anquilosados y tremendistas partidos políticos venezolanos que tanto han fracasado una y otra vez con el manido “Vete ya”.
Hay rostros nuevos, surgidos de elecciones legitimas dentro de las universidades, representantes que tienen un trabajo previo y representación en los predios de su alma mater, pero que además han demostrado un talante democrático y pluralista, con ideales y valores muy sólidos que la gran mayoría de los universitarios compartimos.
No obstante, la clave está y se subrayó en la intervención en la Asamblea Nacional –a mi juicio una actuación contundente y digna- la lucha es por los derechos civiles, no sólo de los que nos sentimos atropellados, sino de todos y absolutamente todos los venezolanos, incluso aquellos que nos adversan. Un profesor bastante pirata que nos dio Estudio del Hombre, dijo algo realmente genial: la muerte nunca podrá ser superior a la vida, ni la mentira superior a la verdad. Para mí que un gobierno y sus seguidores griten: “Patria, socialismo o muerte”, no sólo es una consigna vetusta y periclitada, sino que además reivindica a la muerte como valor y reivindicar la muerte como valor es simplemente no ser humano, ni demócrata, ni “socialista” y mucho menos, ser “humanista”.
Todo eso contradice a lo que es un ser humano en el siglo XXI, donde lo que se busca es precisamente combatir la exclusión, la xenofobia, la violencia y se promueven la tolerancia, el respeto a las minorías, la negociación de los conflictos y por supuesto, reconocer esa otredad que en este país se ha perdido en los ya casi nueve años de gobierno de Hugo Chávez.
No es posible que los estudiantes que salieron de la Asamblea hayan tenido que montarse en las jaulas de la PM porque las huestes –porque no se les puede llamar de otra manera- de Lina Ron los estuviesen esperando para lanzarles botellas y cabillazos. Eso no sólo es intolerancia, es exclusión, racismo, violencia, discriminación, una especie de
apartheid a la criolla.
Creo que esto ha generado una toma de conciencia desde los sectores menos radicales del chavismo y por supuesto, desde la oposición, que están entendiendo que no hay una “mano peluda” detrás de este movimiento, que pese a las agresiones en la feria de la
UCAB hoy contra Robert Serra, blanden banderas de libertad, tolerancia, igualdad, justicia, paz, que la mayoría consideramos son necesarias para volver a hablar con los venezolanos que piensan distinto, porque compartimos una misma nacionalidad y una misma identidad, por más que a cada rato se intente trastocar la historia y aunque traten de transformarse los símbolos que nos identifican como venezolanos.
Se espera mucho de nosotros, es verdad, y a largo plazo es difícil hacer predicciones. Pero yo no soy pesimista al extremo de pensar que se repita la historia de John Connor en Terminator. Considero que esta es una carrera de fondo y me atrevo a confiar en que muchos de esos líderes estudiantiles continuarán mostrando una alternativa de país en la que estoy segura, muchos se ven reflejados, tanto los adeptos a Chávez, como quienes lo adversan.